Tecno
Anne Boden, la emprendedora que quiere revolucionar la banca en el Reino Unido
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El podcast de esta semana es para una historia sobre la cual quería escribir desde que la conocí. La historia de Anne Boden, la emprendedora galesa que fundó uno de los primeros bancos digitales.
En comparación con otros neobancos, como Nubank, Starling es pequeño. Valorado este año en apenas US$ 1.500 millones, Starling recién está poniendo su mira en expandirse fuera de Reino Unido, gracias a recientes inyecciones de capital de Goldman Sachs y el fondo soberano de Qatar. También está planeando su salida a Bolsa hacia 2023.
Lo que es especial en la historia de esta Fintech es que Boden la fundó en 2014, unos meses después de cumplir 54 años. “Un día pensé: ¿No sería genial si alguien comenzara un nuevo banco, que se ajuste a las demandas de los consumidores tras la crisis financiera? Y al mismo tiempo, yo ya contaba los años que me faltaban para terminar mi último trabajo y retirarme”, recuerda.
Ese último trabajo era como jefa de operaciones de Allied Irish Bank, al que llegó para reestructurarlo tras el rescate recibido por el Estado durante la crisis financiera. Fue el darse cuenta que los bancos no estaban entendiendo que debían cambiar, lo que la llevó a fundar su Fintech.
Boden acaba de publicar una edición actualizada de su libro Bank on it. How I disrupt an industry. Hace un par de meses, como parte de la promoción del libro, Boden se sentó a conversar con la economista Linda Yueh, para el podcast Intelligence Squared.
En media hora de conversación que cualquiera con deseos de emprender debería escuchar, Boden no solo explica al detalle los inicios de su fintech, también resume algunas de las lecciones más importantes del proceso.
Uno de los primeros temas que salta a la vista es la experiencia. A diferencia de otros fundadores de fintech, Boden es una veterana de la industria, con 30 años de experiencia en diversos bancos, incluyendo Lloyds, UBS y RBS. De ahí que Starling comenzó como un banco “tradicional”, ofreciendo inicialmente solo cuentas corrientes, solo que 100% digital y sin comisiones.
Recién desde la pandemia, Starling ha comenzado a incorporar otras aplicaciones, como préstamos para pymes, software contable y para manejar gastos personales.
Segunda lección es tener claro qué problema se quiere resolver, a qué necesidad del cliente se quiere responder. Boden entendió en 2014 que los nuevos consumidores querían menos trámites, menos costos y más digitalización en sus servicios bancarios.
Pero quizás lo más importante es la tenacidad. “Lo que se requiere para ser un gran emprendedor en tecnología u otra área, no es una gran idea, sino la ejecución, la resilencia”, sentencia Boden, y recuerda que al inicio escribía entre 80 y 90 emails por semana, en busca de contactos y posibles financistas. “No tenía vergüenza en pedir favores”, afirma entre risas.
Como todo emprendimiento, Starling también tuvo períodos de crisis. El peor fue cuando su cofundador Tom Blomfield renunció a semanas de cerrar una ronda de financiamiento y conseguir la licencia bancaria. Con Blomfield se fue el equipo inicial de 13 personas, y fundaron inmediamente el banco digital Monzo. (Blomfield asegura que fueron despedidos).
“Era la única sobreviviente”, dice Boden, quien no tiene vergüenza en confesar que derramó más de una lágrima, y que fue con la ayuda de viejos colegas y amigos que logró rearmar su equipo.
Hoy Boden tiene 61 años, y el despegue de Starling Bank está recién comenzando.